DmEl sol sus rayos Amde oro manda Dmya, las sombras de la Fnoche traspaA Dmsó. Y el Gmdía al despunCtar tres Fcruces A Dmperfiló, y de una dicen Aque brotó el Dmamor.
La historia fue en pueblo de Israel, historia que en el tiempo perduró. Y hoy se puede hablar sabiendo que la luz ganaba a las tinieblas en la cruz.
El día en negra noche se volvió, los cielos no escondieron su dolor. Y el cielo y tierra fue testigos de su amor, pues todo estaba escrito y se cumplió.
Las gentes que vivieron el dolor del Justo que moría en esa cruz, supieron que después murió y resucitó, abriendo así el camino del perdón.
¡Detente, peregrino!, ¿dónde vas? No pases por el mundo sin saber que el hombre atado está, que nada puede hacer, se salva por la gracia de la fe.